Pablo Grajales Rojas
@Pablo_dude
DISTANCIA DOMINANTE Y ELECTRICIDAD DE UN CLÁSICO
El último par
de semanas ha sido aderezado con una sazón particular para los campeones
Tigres. El cierre de la primera mitad de temporada (no vuelta ya que se juega a
rol corrido) fue positivo con par de series ganadas en casa; el fin de semana
estelar tuvo en Alex Liddi y Esteban Quiroz el foco de atención del derby de
cuadrangulares como campeón y subcampeón respectivamente; pero los sabores se
intensificaron la semana anterior en las distantes visitas a Tijuana y la
Ciudad de México -anteriormente conocida como Distrito Federal.
En tres largas
visitas a la frontera (3 mil 239 kilómetros con 13 metros separan a Cancún de
Tijuana), los quintanarroenses jamás han perdido serie. Los Tigres de la
Angelópolis nunca fueron a la frontera pues en 2004 no hubo series interzonales
impidiendo el duelo ante aquellos nacientes Toros, mientras que en 2005 y 2006,
los Potros visitaron el Hermanos Serdán.
Estrenándose
en su paradisíaca nueva casa, los bengalíes caribeños partieron a la excursión
que recorre el país de punta a punta –con escala previa en Monterrey- para
debutar en TJ ante los Potros un viernes 15 de junio en el entonces llamado
Calimax. Salvador Rodríguez toleró par de bambinazos de Luis Mauricio Suárez y
Miguel Ramírez lanzó pelota de dos hits –uno de Ray Martínez y otro de José
Manuel López, hoy preparador de los actuales Toros- en la victoria de Tigres
por 13-4 en el juego 2 mil en la trayectoria de Matías Carrillo en LMB. Home
runs del ‘Coyote’ y de Suárez al día siguiente, con joya de Pablo Ortega en el tercero
de la serie, remataron la barrida.
Tras la
mudanza de los Potros y el eventual retorno del baseball a la frontera con la
franquicia de Minatitlán –originalmente los extintos Langosteros de Cancún- la
siguiente visita de Tigres fue en 2014 cuando Amauri Sanit superó a Víctor
Álvarez y los felinos se impusieron 8-4 a los Toros con tres producciones de
Sergio Contreras el martes 15 de abril. La serie fue para los visitantes 2-1.
El 30 de junio
de 2015, Brandon Villarreal debutó en Liga Mexicana y tanto él como Isaac
Rodríguez –hoy candidato a Novato del Año- dieron sus primeros hits en el
circuito veraniego al ganar Tigres 11-3. Daniel Cabrera y Ramón Ortiz dieron a
los quintanarroenses las dos victorias para amarrar serie.
Tigres regresó
a Tijuana la semana pasada para adjudicarse el compromiso dos juegos a uno, a
pesar de que Carlos Gastélum vio terminadas dos rachas: los 17 juegos
consecutivos conectando al menos un imparable y la cadena inmaculada con el
guante de 68 juegos de rol regular en verano y 134 incluyendo su perfecto
invierno sin cometer error.
Más tarde, por
cuantos detractores tenga el clásico del baseball de LM - la otrora Guerra
Civil- la electricidad que genera un Tigres-Diablos en la capital del país es
incomparable. Los felinos se fajaron para ganar sábado y domingo reclamando el
dominio sobre su acérrimo rival pues en 2015 los escarlatas ganaron cinco de
seis juegos. Las excelentes asistencias en el diminuto cuan confortable Fray
Nano, el entrañable vernáculo chilango con coloridos improperios que emergen de
la tribuna roja hacia los peloteros visitantes, la aparición de una fanaticada
que jura fidelidad a un club que suma 15 años de partir y la enjundia impresa
por los protagonistas entre las rayas de cal fueron, indudablemente, lo más
sabroso que dejó la serie.
La mancha: el
afán protagónico del México por sobresalir, más allá de sus muy legítimamente
propias regulaciones internas sobre el uniforme y la obligada ausencia de vello
facial, con un absurdo y jamás visto ejercicio de salir a fungear rolas a los infielders
mientras el pitcher calienta antes de iniciar un inning. Mi más profundo
respeto por José Macías e Iván Cervantes quienes seguramente cumplen órdenes de
algún maníaco mandamás con delirio de omnipotencia. Platicando con distintos
personajes, me cuentan que ni en Asia llegan a tales fantoches aun cuando los
orientales practican en el umbral de la exageración, con tres jaulas de bateo
simultáneamente activas o coaches que
utilizan una máquina para surtirles el mayor número de pelotas en el menor
tiempo posible con el perfeccionista afán de batear cuantas rolas sean posibles
a los fildeadores. En fin.
DU: DESIGNATED UMPIRE
Pablo Soto
encabeza la cuarteta de umpires que más ha trabajado en desafíos de los Tigres
durante 2016, con la miniserie inaugural además de tres compromisos en el Beto
Ávila y otro par en gira. Las cuartetas de Jesús López Miller y Carlos
Campechano acumulan cuatro series disputadas por los bengalíes, por tres bajo
la vigía de Démian Hernández, dos de Jaime Gutiérrez y una con Daniel Rubio y
Humberto Saiz al mando respectivamente.
¿Quién cree
usted que lidera al grupo de jueces en series disputadas por los Diablos Rojos
del México? Si su respuesta lleva el nombre del mejor umpire de México, acertó:
Humberto Saiz y sus colegas suman seis series de los pingos, por cuatro de la cuarteta comandada por Jaime Gutiérrez,
tres tanto de Jair Fernández como de Daniel Rubio, en dos han estado las
huestes de Démian Hernández y Orlando López y apenas una vez han vigilado
Carlos Campechano y los suyos.
Supongo
llamaremos a este ejercicio una simple curiosidad.